miércoles, 3 de octubre de 2012

Intemporal





Caminar una tarde de otoño por un pueblo de la Castilla profunda es compartir los paisajes interiores. Los que están señalados  -¿tal vez sentenciados?-  por las sombras que se proyectan en las fachadas, los vanos y las oquedades, los solares cercados, los sólidos muros semidesplomados y los materiales antiguos de la mejor factura. Esa impresión que convierte a calles y eras en un espacio intemporal. Es decir que no se sabe bien si ha existido antes y que no está claro que exista de otra manera. Solo con una mirada más cercana de la imaginación y de los sueños que de lo que se muestra se puede hacer frente a estas marcas que se resisten a desaparecer. 








12 comentarios:

  1. Me gusta, me gusta mucho este trabajo por lo que tiene de recuperación de algo que nos pertenece y de lo que nos olvidamos con más frecuencia de la que deberíamos.
    Una historia de Tiempo con mayúsculas, una historia de vida.
    Me gustaría tal vez más si hubieses utilizado el monocromo pero... las fotos son tuyas y cada cual lo ve a su modo y manera.
    Un abrazo y gracias por compartir.

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  2. Gracias, Luis. Las fotos son del domingo y la luz tal cual, no he querido tocarlas. La luz de Castilla es peculiar -supongo que en todos los territorios la luz es muy "idiosoncrática", si se me permite- aún no es fría, ni de otoño avanzado, claro, pero el entorno, la frialdad de la soledad torna las imágenes de esa frialdad no meramente climática. Además es un desafío que me vengo imponiendo sin darme cuenta. No se trata ya de tomar imágenes de los grande so pequeños monumentos, pero eso, monumentos, sino de cualquier espacio que de pronto sale a mi paso. Y allí está la espontaneidad de lo físico: lo que ha construido el hombre y lo que la luz y las sombras tramitan sobre la hombra en decadencia o destrucción, o apuntalando el olvido, el fin.

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  3. Tienes razón, la luz de otoño está llena de sutilezas que matizan el paisaje y las arquitecturas.
    La desolación campando a sus anchas por los abandonados pueblos de Castilla.

    Un abrazo.

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  4. La luz otoñal, Sala, y más según avanza la estación, es muy especial, sobre todo en las horas límite del día, tanto al amanecer como al ocaso. Mi mirada también se salta lo concreto, el nombre y la historia del territorio, un territorio que a veces pienso que se merece su desolación. Ironías de la historia.

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  5. Yo creo que siempre quedan los ecos de la vida que se desarrolló entre esas paredes, bajo esos techos desplomados, dentro y fuera de esas ventanas. Si uno se para ahí un rato, en silencio, casi puedes oirlos.

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  6. Probablemente tienes razón, Cuspe, pero resulta tan desolador...Y no obstante, uno no puede dejar de pasear por esos ámbitos, sin saber bien qué busca.

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  7. As imagens de desolação podem ser bonitas, sim. Obrigado, Janice.

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  8. Evocadoras fotos de no tan lejanos tiempos. Siempre tengo la impresión de que si te acercas en silencio a esos muros abandonados, te susurran al oido mensajes que sólo tú puedes escuchar... Algo mágico, algo histórico, algo de decadencia...
    Besos alados Joachim.
    Ancha, fría, austera, sobria, robusta Castilla.

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  9. Sí, todos esos calificativos, Campanilla, serían aplicables a esta enorme tortuga llamada Castilla. Y terrible.

    Los muros susurran, claro que sí, a mí el menos me hablan mucho y ¿sabes? además me hablan con lenguajes de distintas épocas y veo el lugar en cada tiempo. Debe ser imaginación, naturalmente. O secretos del arcano.

    Muchas gracias por este paso tuyo que ha matizado tan bien.

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  10. "Intemporal" es el término que mejor casa con esa Castilla. Acompanyado de un silencia inmemorial, que es el que permite oir esas voces que mencionas. Una Castilla donde el tiempo pasa tan lentamente que parece no avanzar. Tortuga, la has llamado. No he encontrado ningún otro lugar de la Península que se le asemeje. ¿Ideosincracia o abandono?

    Me turba tanto como me atrae, a pesar de ser algo que me es tan lejano.

    Será Machado.

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  11. Enric. No toda Castilla es igual, la diferencia de zonas la desune. La política administrativa ha impuesto históricamente acaso lo que no debiera. Por eso no deberíamos hablar de una extensión enorme para designarla de la misma manera. Pero sospecho que muchas características proceden del pasado. Paga la deuda de haber sido desierto del Duero en los tiempos altomedievales y el haber sido víctima de reyes, nobles y clérigos en épocas más modernas. Siempre la duda de cuánto se benefició de los aires de grandeza de las oligarquías y de las aventuras imperiales.

    Después el desplazamiento de los tiempos ilustrados, de las marginaciones industriales del XIX, de las modernidades de otras ideas que aquí nunca cundieron lo suficiente. Idiosincrasia y abandono han ido de la mano. Demasiada erosión, demasiada permanencia detenida en el tiempo.

    Me turba y me atrae igualmente, me seduce y me repele, me conmueve y me hace abominarlas, según momentos históricos, capacidades y comportamientos colectivos. Tal vez paga el precio de su situación geográfica, su tendencia del pasado a no evolucionar. Y la secuela de malos mandatarios, de clientelismos sin nombre, de controles sociales donde Iglesia y Sociedad se han fecundado estérilmente.

    Parece que conoces el panorama. Ya ves, y sin Don Antonio -entre otros clarividentes- algunos no sobreviviríamos.

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